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miércoles, 30 de marzo de 2011

Mar

....Y de pronto el mar aquietó sus aguas, las olas dejaron de golpear los cimientos haciendo olvidarnos del horror que recién habían causado. Bajó el agua, bajó el miedo y quedó al desnudo nuestra debilidad ante la naturaleza, frágil como Adán y Eva. Desconcertados como ellos y desterrados de toda seguridad, la naturaleza nuevamente nos recordó que somos usuarios febles

1 comentario:

Anónimo dijo...

De esa misma forma que describes que hace la naturaleza de repente viene el amor a nuestras vidas, nos remece, nos deja desterrados de todas nuestras seguridades, desconcertados, abasallados...
Bien escrito.